Partamos por lo básico: la marca país de México es como nos ven el resto de los ciudadanos del mundo, desde el aspecto cultural, histórico, económico, turístico y productivo. Si uno menciona a Inglaterra, Japón o Brasil, uno tiene automáticamente una idea de su marca país a través de su cultura, ideología y potencial dado el intercambio cultural y económico de siglos que hemos sostenido. No es lo mismo cuando hablamos de países africanos o asiáticos, digamos un Burkina Faso o Birmania, que tienen una escasa presencia entre la opinión pública mexicana, no cuentan con una fuerte marca país y difícilmente podría uno encontrar en un mapa al primer intento.
Para el resto del mundo, la marca México representa comida, bebida, música y fiesta, tradiciones centenarias e importantes monumentos arqueológicos, somos una potencia turística. Para los menos, México es un aliado productivo muy importante en manufactura, principalmente a Estados Unidos, y en recursos mineros fundamentales como la plata y el cobre. Si hablamos de desarrollo tecnológico, inversión, investigación, ciencias, avances sociales u otros indicadores de riqueza, México no figura en el mapa de los países ejemplares, al contrario.
En los últimos años, la marca México se ha visto sumamente erosionada por los escándalos de corrupción, narcotráfico, violencia y vil incompetencia de los gobiernos que ha tenido (o padecido) nuestro país. Si a esto le sumamos que desde hace poco más de 3 años Donald Trump se ha dedicado a atacar diariamente a los mexicanos, nuestra presencia internacional ha sido mermada brutalmente por un país que siempre ha sido considerado su aliado y amigo, y que por el momento no parece tener el menor interés en ayudar a México a tomar su justo lugar como potencia económica y cultural en el mundo. Estamos siendo víctimas de un bullying atroz que en gran medida ha sido culpa nuestra pues no hemos hecho nada por defendernos.
Fox, Calderón y en particular Peña Nieto, nunca entendieron el valor de la reputación internacional de México y cómo esta ha sido dañada en los últimos 18 años. Pasamos de ser un ejemplo mundial de democracia y desarrollo a ser considerados casi un estado fallido, y esto afecta a todos los mexicanos. Es vital que el gobierno entrante tome cartas en el asunto y reposicione la marca México como un factor de valor estratégico nacional, ya que de ello depende desde la inversión internacional que llega a nuestro país como la defensa de los mexicanos en el mundo entero, independientemente de si se trata de un migrante o un empresario.
Si algo entendió López Obrador es el hartazgo de los ciudadanos hacia la corrupción, y es tal vez el único punto unificador de su campaña, pues aunque no todos coincidimos con todas sus posturas, es ahí donde ganó con el 53% de los votos. Los mexicanos tienen puesta su confianza en que su gobierno cambiará la reputación de la marca México, e instintivamente saben que de ello depende el futuro de todos nosotros.
¿Qué tenemos que hacer para rescatar la marca México?
• Ocupar espacios en los medios de comunicación internacionales.
Uno de los más graves errores cuando Trump lanzó su campaña antimexicana fue que no hubo un solo funcionario, empresario o activista mexicano hablando con los principales medios de comunicación estadounidenses y refutara en tiempo real sus ataques e incluso permitieron comentarios abiertamente racistas en contra de los mexicanos, tanto los que vivimos aquí como los que migraron allá. El colmo fue cuando Peña Nieto invitó al candidato Trump a Los Pinos para que lo humillara en su propia casa. Esto permitió a Trump mostrar que se podía salir con la suya en el ámbito internacional y lo apuntaló con su electorado, al mismo tiempo que dañaba gravemente a la marca México.
México no puede desaparecer nuevamente de los medios internacionales y tiene que estructurar un mejor mensaje de marca país.
• Replantear la marca país.
Debemos definir qué queremos ser como país, y este es un debate profundo y complicado. La elección nos da la oportunidad de replantear quienes somos y qué podemos ser, pero la ventana de tiempo es muy corta. En este caso, López Obrador tiene que ser muy claro en sus objetivos económicos, políticos y sociales, garantizando la seguridad y el estado de derecho dentro de las normas internacionales, a la vez que convierte a México en un país de oportunidades. La elección le brindó todas las herramientas necesarias para lograrlo y es aquí donde todos estamos a la expectativa.
• Salir al mundo
Otro de los graves problemas de México es que pensamos que solamente tenemos que hablar con nuestros vecinos del norte mientras ignoramos olímpicamente al resto del mundo. Hay múltiples oportunidades en América Latina, desde crear un bloque económico con Brasil, Argentina, Chile y Perú, hasta acercarnos mucho más a Asia, Australia, África y por supuesto, Europa. La configuración de la política internacional y económica actual demanda que éste sea un gobierno que se caracterice por ser muy movido y utilizar todas las herramientas de posicionamiento que tiene a su alcance, desde las benditas redes sociales, los medios de comunicación, el intercambio académico, laboral y cultural hasta la inversión en infraestructura, tecnologías de la información y una mayor flexibilidad en las transacciones financieras.
La mejor forma de posicionar una marca país como México, es la apertura al mundo. No desaprovechemos la oportunidad.
Luis Álvarez Guerrero es director de Bluemarketing Comunicación Estratégica. Cuenta con una experiencia de 30 años en medios de comunicación y desarrollo de marcas internacionales.